Hoy hace quinientos treinta y un años que Colón llegó a América. Hoy es el día de nuestra lengua, un día de celebración y orgullo. Mi bisabuelo era tallista, en Galicia. Por eso, en Luseiro (Sarria, Lugo) el sobrenombre de mi familia es “tallista”. Toda mi familia vivía de trabajar la madera. Y no se puede ser un buen tallista, ebanista, ni carpintero sin amar y respetar la madera. Nosotros somos opositores, somos profesores. Nos preparamos para enseñar la lengua y la literatura españolas a las nuevas generaciones. La lengua y la literatura españolas son nuestra madera. Y como digo yo siempre, si no defendemos nosotros nuestra lengua, ¿quién lo va a hacer?
De bien nacidos es ser agradecidos
Lo que permite que hoy podamos preparar las oposiciones de Lengua es la extensión y pervivencia de nuestra lengua. Esto es obvio. Sin España y sin español, no habría oposiciones de Lengua Castellana y Literatura ni estas tendrían tantas plazas. Alguien dirá: “bueno, si no existiera el español y no pudiera ser profesor de español, sería profesor del otro idioma”. Esto es obvio también y, en ese caso, este artículo estaría dedicado a la defensa de la lengua común que sustituyera al español. Pero el idioma que nos va a dar de comer es el español. Y el acontecimiento, sin lugar a dudas, más importante de la historia de nuestra lengua es el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492.
Orgullosos de nuestro legado
Nuestro agradecimiento a todas las personas, españolas de Europa, indias, mestizas, negras, mulatas y de otras razas que han hecho de nuestro idioma y nuestra literatura lo que es hoy día. Desde Colón a Cervantes, pasando por el Inca Garcilaso, Hernán Cortés o Sor Juana Inés de la Cruz y a todas las personas anónimas que han hecho posible el milagro de que más de quinientos años después sigamos unidos. Sin todas ellas, no seríamos lo que somos. Ese es nuestro legado, el que debemos transmitir a las nuevas generaciones.
Lengua de unión
Todas las lenguas son herramientas de comunicación. La nuestra une, según las últimas estimaciones, a más de 595 millones de personas, lo que supone que el 7,5% de la población mundial es hispanohablante. Es la segunda lengua materna del mundo sólo superada por el chino mandarín que cuenta con casi mil millones de hablantes. Eso supone el privilegio de poderse comunicar y recibir las influencias culturales y vitales de millones de personas. Eso supone el 15% del PIB de España. Libros, series, películas, música, comida… Ni Serrat, ni Sabina, ni Julio Iglesias, ni Alejandro Sanz serían quienes son sin cantar en español. Nosotros tampoco seríamos los mismos ni podríamos hacer las mismas cosas dentro y fuera de España (hablar, leer, comunicarnos con otros seres humanos). Gracias a la llegada a España de tantos hispanos en los últimos años, podemos apreciar ese caudal cultural con mayor intensidad. Y este proceso está solamente empezando. En los próximos decenios serán millones de hispanos los que lleguen hasta nosotros.
¿Por qué defender nuestra lengua?
No hay nada que mueva más a los seres humanos que las emociones. Se aprende y se enseña mejor aquello que se ama y se respeta. Un profesor de Matemáticas o de Biología enseñarán mejor sus asignaturas cuanto más las amen. Y para amar hay que saber. Desgraciadamente, en la actualidad hay muchas personas, unas por ignorancia y otras por maldad, que desconocen la historia del español y por ello creen o difunden la idea de que nuestra lengua fue un vehículo de imposición. En los últimos años hasta hemos visto en este Día de la Hispanidad derribar estatuas en EEUU (¡el país que arrebató a México el 60% de su territorio y donde los anglosajones no dejaron un indio vivo fuera de una reserva!).
El castellano fue la lengua franca de la península Ibérica
Es importante que sepamos nosotros para luego poderlo transmitir, que nuestra lengua fue un vehículo de unión desde su propio nacimiento. El castellano surge en los territorios vascos y riojanos como el dialecto más extraño de todos los descendientes del latín. Al ocupar una posición central en la península y ser simple en su pronunciación (por contar con el sistema vocálico del vascuence y simplificar otros fonemas) fue adoptado por los comerciantes y las personas que viajaban por toda la península, convirtiéndose en la lengua franca. Justo el mismo papel que desempeña hoy día cuando las personas que hablan otras lenguas peninsulares hablan entre sí. No hablan en catalán o gallego entre ellas (estén en Bilbao, Zaragoza o Bruselas), hablan en español.
¿Por qué se habla en español en América?
Cuando Hernán Cortés llegó a México en 1521 se encontró con un mosaico de tribus que odiaban a muerte a los aztecas porque estos, como refleja Julio Cortázar en su magnífico cuento La noche boca arriba (un magnífico cuento para trabajar este tema en clase con los alumnos), dirigían un horrendo imperio caníbal que cada año raptaba, asesinaba y devoraba a unas cuarenta mil personas (ancianos, adultos, jóvenes y niños) de las tribus a las que tenían sometidas. Los cuerpos, una vez arrancado el corazón, eran lanzados por las pirámides para que la multitud congregada abajo, los descuartizase y se los comiera. Eso fue lo que hizo posible que unas decenas de españoles fueran capaces de organizar un ejército de trescientos mil indios (chichimecas, tlaxcaltecas, etc.) que clamaban venganza y acabaran derrotando a los aztecas. Como dice el historiador mexicano Arnaiz y Freg (1915-1980), “la conquista la hicieron los indios y los españoles la independencia.”
La historia pudo ser mejor… y también mucho peor.
La historia siempre pudo ser mejor. Como en toda conquista, hubo excesos, asesinatos, robos y violaciones. Pero lo cierto e indudable es que Hispanoamérica es un continente mestizo y EEUU y Canadá no lo son. Y es que la historia también pudo ser mucho peor. Y si no, que se cuenten a los apaches como Jerónimo (1829-1909), que nacido en una misión de los padres jerónimos (y de ahí su nombre y su conocimiento de nuestra lengua) en lo que entonces era el Estado de Sonora (México) fue, tras la conquista de EEUU de esos territorios, despojado de sus tierras y derechos y acabó muriendo como prisionero en Fort Sill (Oklahoma).
Nuestra lengua es la unidad hispanoamericana
Fue gracias a los españoles y a nuestro idioma como se creó la comunidad hispana. Sin nuestra influencia, no existiría la conciencia hispana, la idea de la Patria Grande de Bolívar o San Martín ni tampoco los bailes, la música, la literatura y la cultura en general que nos une en viajes de ida y vuelta desde 1492 hasta hoy. Sin esa unión cultural no existirían el ceviche, la ropavieja, la rumba, la cumbia, el trap argentino, la bachata, el son cubano, las habaneras o las colombianas. Obviamente no existirían tampoco García Márquez, ni Cortázar, ni José Enrique Rodó, ni Rubén Darío. Y esa comunidad persistirá en la medida que el español se mantenga como lengua común. El día que esto se fragmente, la comunidad desaparecerá. Todo eso es lo que celebramos hoy. De ahí nuestra alegría y nuestro orgullo.
¡A por la plaza!
Y ahora, una vez reconocido qué es lo que celebramos y lo que aspiramos a difundir… ¡a estudiar con más fuerza para sacar la plaza lo antes posible! ¡Feliz Día de la Hispanidad!