Migue era un lector nuestro, tanto del blog de www.opolengua.com como de mi blog de educación www.lahispaniola.es . Este fue el banderín de enganche que le llevó a contactar conmigo y embarcarse con nosotros en la aventura de sacar la plaza en las oposiciones de Lengua. Gracias a su esfuerzo y a su presencia de ánimo, cuando otras personas habrían arrojado la toalla, Miguel Ángel se sobrepuso a las circunstancias y consiguió el ansiado objetivo. En su travesía se ha demostrado que la mejor forma de encarar la preparación es disfrutar del aprendizaje del temario y de todo el bagaje que se adquiere en la misma.
Esto, independientemente del triunfo final, ya supone un enorme crecimiento personal que nos anima a perseverar cada día. Justo esto es lo que ha llevado a que hoy Migue esté terminando su fase de prácticas. El sistema educativo público andaluz cuenta con su valiosa aportación. ¡Enhorabuena a Miguel Ángel y a los alumnos que disfrutan de sus enseñanzas!
Amar la trama más que el desenlace
La influencia de la suerte en las oposiciones
Nunca he soportado que me dijeran: “La plaza te la llevarás cuando esté pa ti”. Cuando he aprobado sin plaza (cuatro veces), cuando he suspendido o cuando me he salido sin hacer el examen, nunca me ha servido esta frase como consuelo o como motivo para cambiar la mentalidad opositora. ¿Qué tendrá que ver el destino? Sí he tenido claro, y eso creo que es una realidad palpable, que en las oposiciones docentes influye mucho la suerte. Lógicamente, cuando más se estudia menos espacio se deja a la suerte pero, aunque se tenga una magnífica preparación, hay que tenerla.
Catorce plazas para catorce aprobados en mi tribunal
Sin embargo, al final, he obtenido la plaza el año que menos nota he sacado. Porque hubo muy pocos aprobados y prácticamente, los que aprobamos los dos exámenes acabamos con la plaza. El primer examen los aprobamos diecisiete personas. Y tras el segundo, se dieron catorce plazas para catorce aprobados (ni siquiera hizo falta contar los méritos). Así que, al final, va a ser cierto eso de que este era el momento en el que la plaza estaba para mí.
Una larga travesía hasta obtener la plaza de Lengua
Mi periplo opositor ha sido muy variado. Aprobé sin plaza el año en el que dejaron de llamar a nadie en Semana Santa del segundo curso, por lo que me caducó el aprobado. El año que dejé de trabajar para dedicarme plenamente a las oposiciones (2012), se anularon a pocos meses de celebrarse. Cuando tuve claro que no volvería a presentarme y mi camino laboral iría para otro lado, me convencieron para presentarme. Empecé a estudiar en febrero, aprobé sin plaza y empecé a trabajar como interino. Hasta que, por fin, tras siete años de interino (con otros dos aprobados por medio) conseguí la plaza.
La aportación de Opolengua y de Eduardo: disfrutar de mi travesía hasta la plaza
Con Opolengua y Eduardo he aprendido a sistematizar los repasos y a tener más motivación gracias a sus interesantes artículos de la web, los correos electrónicos, los mensajes telefónicos y las planificaciones de estudio. Pero lo que más me ha ayudado ha sido mentalizarme en algo que Eduardo proponía y que, realmente, nunca había conseguido hacer: disfrutar por aprender durante la preparación de oposiciones. He aprendido, como escribió Jorge Drexler, a “amar la trama más que el desenlace”.
¿Qué hice cuando no me salió ningún tema el día D?
Gracias a lo aprendido este último año en Opolengua más todo el bagaje de estudio que ya llevaba y el plus del conocimiento adquirido con la experiencia laboral, conseguí no desanimarme cuando el día del examen no salió ninguno de los temas que me había estudiado este año. El tema sí me lo había estudiado años atrás y había explicado parte de su contenido en clase. Así que respiré profundamente, pensé si irme y quedarme y, tras decidir quedarme, organicé el tema en mi mente aportando más contenido práctico (de lo que he hecho en clase).
A posteriori, creo que eso ha sido un plus. Lógicamente, tener que dedicar tanto tiempo al tema (recordar, organizar y escribir) hizo que no tuviese demasiado tiempo para la práctica, pero pude solventar la papeleta y el resultado final ya es conocido: la plaza.
Amar la trama más que el desenlace
Así que el aprendizaje ha sido que, aunque no lo parezca, sí tiene parte de verdad eso de que “la plaza será tuya cuando esté pa ti” y que es fundamental amar la trama más que el desenlace y que, salga como salga el proceso selectivo, hay que gritar a los cuatro vientos (o, al menos, mentalmente para no molestar a los vecinos: “Que nos quiten lo aprendido”