Si estoy escribiendo este texto es porque he logrado mi sueño, mi personal llegada a Ítaca…¡He aprobado la oposición con plaza!
Echo la vista atrás y me veo a mí… tantas horas invertidas, tantos miedos por si fracasaba, por si había tomado la decisión correcta. Ahora sé que sí. Hice una apuesta muy arriesgada: dejarlo todo, empezar de cero e ir a por mi sueño. Sé que visto desde fuera parecía una locura y así me lo hizo saber mucha gente. ¿Cómo vas a dejar el despacho? ¡Y con contrato indefinido! ¿De qué vas a vivir? Y si no lo consigues, ¡no vas a tener nada! Y es que mi caso es algo distinto al habitual. Yo era abogada, pero sentía que esa profesión no me llenaba. Estaba inmersa en un bucle de abulia y pesimismo. Buscando nuevas motivaciones me matriculé en el Grado en Lengua y Literatura españolas y vi la luz, me encantó. Fue entonces cuando decidí dar un giro a mi vida y cambiar el rumbo. Me matriculé en el Máster de Formación del Profesorado y es cuando verdaderamente sentí que había encontrado mi vocación. Los dos meses de prácticas en el instituto fueron los más felices en años. Lo tenía claro, tenía que intentarlo. Por mi edad (28 en aquel entonces), no podía esperar mucho más: era ahora o nunca.
Una vez tomada la decisión de opositar, quería la mejor preparación. No tener terminada la carrera era una carencia importante y necesitaba encontrar una formación lo más completa posible. Es entonces cuando descubrí Opolengua. Su oferta se adaptaba perfectamente a mí, teniendo en cuenta que yo me iba a dedicar en exclusiva a preparar la oposición. Sabía que iba a ser duro y de hecho estos tres años son los que más he estudiado en mi vida y, de igual manera, los que mayores aprendizajes he realizado. Ahora me siento preparada y segura y sé que voy a ejercer mi profesión con solvencia. Por otro lado, he de reconocer que han sido años de muchas renuncias. He aplazado planes vitales que para mí eran muy importantes, como la maternidad. No he podido hacer otros muchos proyectos. Las vacaciones, siempre cortas; porque yo ya no podía permitirme más días y tenía que volver al estudio. Incluso en la luna de miel, mi marido me escuchaba con paciencia recitar los temas. Por suerte, tanto mi familia como mis amigos me apoyaron desde el principio y supieron tener paciencia y esperarme. Ahora que ya he vuelto es cuando me toca recompensárselo. En definitiva, ahora puedo decir que todo el sacrificio ha valido la pena. En ese sentido, ánimo a todo el mundo que está indeciso y no se atreve a dar el paso a que no tengan miedo y luchen por conseguir lo que realmente les hace felices.
Por último, me gustaría agradecer el apoyo que desde el principio tuve de mi preparador. Sé que el mío era un caso difícil y aún así aceptó prepararme, siempre creyó en mí y tuvo una palabra de ánimo, de aliento cuando lo necesité. Siempre lo he dicho: he sido muy feliz preparando las oposiciones con Opolengua. Una de las mejores decisiones que he tomado. ¡¡Gracias, Eduardo!!
Ahora empieza mi nueva vida y lo cierto es que solo pido una cosa: ¡¡Salud, salud, por favor!! ¡¡Solo quiero salud para poder disfrutarlo!!