Conocí a Irune en septiembre de 2021, pero inicialmente no contrató ningún curso. Esto pasa muchas veces, por supuesto. Yo lo comprendo porque estoy convencido de que nuestra oferta de preparación es la mejor de España, pero también sé que es difícil de asumir por el opositor, así que lo vi normal. Y como ha pasado tantas otras veces, volví a saber de ella y ya se decidió a contratar el curso.
La preparación con ella ha sido ideal y yo he disfrutado muchísimo con su travesía. Irune es una persona muy inteligente (cosa que yo ya presuponía al ser Teleco), muy metódica y yo sabía que se iba a adaptar muy bien al método de estudio y lo iba a personalizar como mejor le conviniera. Además de esto, también conectamos desde el principio personalmente y la verdad es que lo hemos pasado bien durante todo el proceso porque tiene un gran sentido del humor (lo que nos reímos con las rúbricas). A esto hay que añadir que no se puede tener unos niños más guapos y más simpáticos que los suyos.
Yo, como su familia, estoy muy orgulloso de haber participado en su travesía, de su esfuerzo y estoy seguro de que va a ser una gran profesora de Lengua Castellana y Literatura. Se ha demostrado muchísimas veces que no hace falta provenir de Filología Hispánica para serlo. Es mucho más importante saber de lengua y literatura. Y eso lo ha demostrado ya Irune, pues se ha puesto por encima de todos en su tribunal. Su número 1 la acompañará toda la vida y siempre podrá decir a quien dude por su procedencia, que consiguió su plaza por méritos propios incuestionables. Y, sobre todo, para ser buena profesora hace falta ser profesional, inteligente y comprometida e Irune lo es. Los alumnos del sistema de enseñanza público vasco ganan con ella una gran profesora y una gran persona. ¡Enhorabuena para todos!
Todavía no he asimilado que hoy sea yo la que escribe este testimonio, esos que tanto me han motivado durante dos años. Como me decía Eduardo, “tú también escribirás el tuyo”, y en efecto aquí estoy.
De como pasé de programar equipos de control eólico a ser número 1 en mi tribunal de Lengua Castellana y Literatura
Mi andadura con las oposiciones ha sido bastante peculiar, teniendo en cuenta que soy Ingeniera de Telecomunicaciones. Tras más de diez años programando equipos de control eólico, en 2019 decidí apuntarme al máster del profesorado. Era una rama que cada vez me interesaba más y que me iba a permitir disfrutar más de mi familia. Como no quedaban plazas en el máster de Matemáticas, lo hice en la especialidad de Música porque contaba con el título profesional de piano. Y así, me vi en enero de 2020 con el máster terminado «por lo que pudiera pasar». Cuando un par de amigas se sacaron la plaza en verano de 2021, comencé a pensar seriamente en presentarme yo también a las próximas. Pero tenía un problema: a pesar de tener el requisito del título de C1 de euskera, me daba mucho respeto dar clases y utilizar el lenguaje técnico que requeriría cualquier materia ligada a mi titulación. Fue entonces cuando un amigo me dijo «pues como no te apuntes a Lengua…». Y medio en broma medio en serio pensé… «¿y por qué no?». Al fin y al cabo, en el colegio era una asignatura que me encantaba… Y así fue como empecé a informarme de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Cómo descubrí a Eduardo y www.opolengua.com
Investigando sobre cuándo sería la siguiente convocatoria, me encontré con un artículo del blog de Eduardo titulado Están garantizadas las oposiciones en 2023. Desde el primer momento, me enganchó su manera directa de expresarse y la seguridad con la que afirmaba lo que yo en ese momento más deseaba leer: que habría oposiciones en 2023. Tras hablarlo con mi marido, empecé a buscar preparadores en Internet. Tenía claro que, trabajando y con tres niños pequeños, era imposible que pudiera conseguir la plaza sin ayuda, más cuando no tocaba la Lengua desde Selectividad.
Opté inicialmente por preparadores de pago mensual porque no tenía totalmente claro mi compromiso
Contacté la primera vez con Eduardo en septiembre de 2021. Me envió la lista de lecturas básicas y me hundí al comprobar que solo tenía leída una obra… Ese hecho, unido a que debía pagar todo el curso de una vez y a que yo no tenía muy claro si esa locura de opositar a Lengua iba a ser pasajera, me hizo optar por otros preparadores que ofrecían pago mensual.
Por qué me decidí por Eduardo
En diciembre de 2021 salió el borrador del nuevo decreto que a tantas personas descolocó: desaparecería la prueba práctica, no habría programación y el examen sería únicamente teórico. En aquel momento, decidí dejar a los preparadores con quienes llevaba tres meses y volví a llamar a Eduardo, que había preparado un curso para quienes, como yo, nos encontrábamos perdidos ante la incertidumbre del nuevo escenario.
El Método de Estudio Opolengua y sus virtudes
En menos de una semana me encontraba con el temario en mi casa y todo el kit que él recomendaba en su método: las hojas cuadriculadas, el cronómetro, etc. Siempre me ha gustado estudiar y el hecho de tener un plan lo facilitaba todo. Comencé a seguir su hoja de control (HC) a rajatabla, soy una persona muy metódica y conecté enseguida con la forma de trabajar de Eduardo. Lo único que no podía cumplir era el día de descanso (no me lo podía permitir dado el poco tiempo que sacaba entre semana). Con el paso de los meses, mi ritmo de estudio era muy bueno y me resultaba muy fácil memorizar las ideas de sus temas por cómo se iban entrelazando.
Cómo personalicé el Método de Estudio Opolengua
Pero, cuando llegó la Semana Santa de 2022, tuve mi primera crisis al sentir que se me estaban olvidando los primeros temas. Para mayor seguridad, comencé a adaptar el método y a repasar en alto los temas completos y no solo las ideas clave. Comencé a grabarme los temas y a escucharlos en el coche, los repetía mientras hacía cosas por casa o iba por la calle, como si fuera rezando… y reconduje la situación.
Mis crisis personales durante la preparación y el papel de Eduardo
Por supuesto, esa crisis no fue la única en este proceso en el que me sentía tan sola. No porque mi familia no me apoyase (sin mi marido encargándose de los niños las tardes de los viernes y las mañanas del fin de semana no habría podido conseguirlo), sino porque nadie sabía realmente lo que pasaba por mi cabeza, la culpa por estar ausente, las dudas sobre si estaba haciendo lo correcto, el miedo de fallarles a todos con un mal resultado, la presión de que cada vez más gente sabía en qué andaba metida y se acabarían enterando de si me salía mal… En todas estas crisis, Eduardo me tranquilizó y me dio mi espacio a partes iguales. Bien por correo, por teléfono o por audio de WhatsApp, cada vez que hablaba con él salía reconfortada y convencida de que sí, de que esta locura tenía sentido. Y además, siempre me hacía reír con su sentido del humor.
¡El día D saqué un 10 y un 9,85 en los temas!
Y así, llegué al día D con treinta temas estudiados, muy pocos (poquísimos) comentarios hechos y la sensación de que no había aprovechado todo lo que Eduardo había puesto a mi disposición. Me presenté a las dos vías, no perdía nada. En el teórico del examen ordinario me salieron dos de las cuatro bolas. Escogí el tema 49, y el resultado fue buenísimo: un 9,85. En el examen de estabilización, de cinco bolas, me sabía cuatro… ¡Me sentía en una nube! Escogí el tema 43, y el resultado fue inmejorable: un 10.
Cómo sobreviví al examen práctico
Por la tarde, en el examen práctico, nos encontramos con un examen irrealizable en dos horas: un poema para comentario literario, un texto de opinión para comentario lingüístico, un análisis sintáctico y una situación de aula. Por suerte o por desgracia, esa sensación de enfrentarme a un examen imposible me era muy conocida de mi época universitaria: no había tiempo para agobiarse, tenía que sobrevivir. Sintiendo no poder seguir los consejos de Eduardo y sus porcentajes de tiempo dedicados a la lectura, me dije a mí misma “lo que yo lea no lo van a corregir, solo lo que quede en el papel”, así que comencé a escribir casi sin leer, comentando en caliente según leía. Fue un examen totalmente imposible de hacer bien en el tiempo que dieron, pero conseguí acabarlo y nuevamente el resultado fue buenísimo: un 8. Las defensas orales también me fueron muy bien: 9,872 en la ordinaria y un 7,98 en la de estabilización.
Resultado final: Número 1 del tribunal y número 3 de mi comunidad
Resultado final: en el proceso ordinario, he sido la primera de mi tribunal y tercera de mi comunidad, y en el de estabilización, la tercera de mi tribunal y sexta de mi comunidad. Todavía no han salido las puntuaciones de la fase de concurso (al no tener experiencia docente bajaré puestos), pero la plaza está asegurada porque hemos aprobado menos personas que número de plazas en la vía ordinaria.
¡En septiembre estaré dando clase de Lengua Castellana y Literatura!
Aún me cuesta creerlo: en septiembre estaré dando clase. El sacrificio ha tenido su recompensa. Y todo esto habría sido imposible sin el apoyo y el entusiasmo de Eduardo. Así que animo a todos los que estéis en el camino a no ceder ante los temores y a seguir estudiando. ¡Un abrazo!