Comienza una nueva semana de trabajo, tras el descanso del fin de semana, en el que aprovechamos para ver el magnífico documental Hispanoamérica, obra que consideramos de visualización imprescindible para los profesores de lengua y literatura española. Pero hoy es lunes y eso quiere decir que es comenzamos la semana con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba! el acertijo ameno con el que acompañamos a quienes preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su más difícil prueba, la del comentario de texto.
Ya decíamos el viernes que el texto propuesto bien podría aparecer en las próximas oposiciones. Su autor ya lo ha hecho en recientes convocatorias, por ejemplo, en la misma Castilla y León. Y siempre tiene más probabilidad de aparecer lo ya aparecido que lo que no apareció nunca.
Nuestros seguidores han vuelto a mostrar su competencia literaria y así es amplia la nómina de acertantes. Y así, Carmen Gutiérrez Luque, San BG, Rafael Robledo Simón, Verónica López, Lidia Parra González, Lydia P García, María Pilar Carbonero Muñoz, Eva López Santuy y Mamen Moreno hacen pleno al identificar obra y autor. ¡Enhorabuena a todos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que efectivamente se trataba del poema de Luis Cernuda (1902-1963) “Donde habite el olvido”, cuyo manuscrito fue comprado por la Biblioteca Nacional en 2020. El poema fue escrito en 1932 e incluido en el poemario homónimo publicado en 1934.
Y nada más por hoy. Mañana volveremos con nuestra entrada de fondo. Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.