Verónica Prezioso(Andalucía)
"De cómo me saqué las oposiciones de Lengua a la primera"
Dislexia
Cuando tenía veinte años me pasé un verano leyendo Los Miserables de Víctor Hugo. Más de mil páginas en las que se repite el nombre de los avaros Thénardier. Sin embargo, hasta que escuché su nombre pronunciado por alguien, para mí eran los Tendelier*.
Con veintipico de tacos, casi licenciada por la UGR (donde estudié Derecho y Ciencias Políticas), me enteré de que algo no era superfulo*, sino superfluo. Y de estas tengo muchas. Mis compañeros de trabajo de la UNIR (donde trabajé ocho larguísimos años) se partían de risa cuando decía conveño* colectivo o llamaba a Taña* a mi compañera Tania.
Esta tara fonológica no me impidió estudiar con excelentes notas gracias a mi esfuerzo y, evidentemente, a otras habilidades que la compensaban.
Más tarde empecé el Grado en Lengua y Literatura en la UNED (con muy buenas notas también), que dejé en el tercer curso para dedicarme a las oposiciones. Hasta aquí bien. Había desarrollado ciertas estrategias como revisar los trabajos y exámenes antes de entregarlos o esforzarme mucho siempre.
Dislexia y oposiciones
El problema empezó en 2021 cuando me enfrenté a la preparación de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura y me di cuenta de que era incapaz de escribir tres mil doscientas palabras en dos horas sin cometer errores: omitía letras, sílabas, tildes e incluso, en ocasiones, cometía alguna falta de ortografía en palabras que había escrito miles de veces y cuya regla conocía. Aquí no había tiempo de revisar.
En 2022, por fin, me hice las pruebas que confirmaron una dislexia fonológica, ya muy moderada debido a tantos años de estudio y al desarrollo de estrategias compensatorias. Confirmar esto fue a la vez un alivio y un varapalo. ¿Sería capaz de aprobar (no hablaba de sacar plaza, sino de aprobar) la oposición de Lengua y Literatura?
Mala suerte en el sorteo de las oposiciones
El día D llevaba 45 temas perfectamente estudiados y 3 para defenderme. No salió ninguno. Me vine abajo: dos años y mucho dinero perdido. Como había preparado muy bien la prueba de comentario de las oposiciones, decidí no levantarme y hacerlo a modo de autoevaluación. No pensaba en aprobar. Cuando terminé los dos comentarios, pensé que me habían salido bastante bien. Entonces miré los temas apuntados en la pizarra y se me empezaron a caer las lágrimas.
Pedí ir al baño. Me sequé las lágrimas. Me comí un caramelo de café. Volví a sentarme. Elegí un tema, el más fácil, el tema 5. Hice un esquema rápido, un batiburrillo sacando información de un tema y de otro, y me puse a escribir. Escribí poco. No me dio tiempo a revisarlo todo, no me dio tiempo a escribir una conclusión… Era evidente que iba a suspender.
Dos semanas de pesadilla y al final… la plaza
Durante las siguientes dos semanas me abandoné a la típica depresión de sofá. Me molestaba que la gente me dijera igual apruebas, nunca se sabe (incluido Eduardo, que me lo advirtió y me escribió: “no aflojes ahora”). Pero hasta que salieron las notas no pude tocar nada de la programación. Se me hacía un nudo en el estómago cada vez que veía el trabajo invertido.
Menos mal que la tenía completamente terminada y solamente me quedaba estudiarla, porque, ¡oh, sorpresa!, cundo salieron las notas, ¡estaba aprobada! Y no solo estaba aprobada: era la séptima de mi tribunal. Y no solo era la séptima de mi tribunal: habíamos aprobado 17 personas y había 13 plazas. Me preparé la defensa en una semana (fui la segunda en defender). Me salió una úlcera gástrica. Y me saqué plaza.
¿Cómo saqué la plaza si ni mis condiciones personales ni las contextuales eran las más favorables?
Punto 1. Haciendo un curso excelente, el Curso Opolengua Oro, que dura dos años y que es completísimo.
Me costó mucho seguir el método de Eduardo. Reconozco que yo hice reajustes y lo adapté a mis características y necesidades, pero la base fue esencial. Seguí el sistema de memorización y, aunque me costó horrores, me aprendí los temas perfectamente.
El temario de Opolengua es fácil de estudiar
Los temas de Opolengua son claros, concisos y fáciles de estudiar. Yo los personalicé bastante, completando o cambiando cosas a partir de apuntes y libros de las asignaturas que había cursado en la carrera, pero partí de una base excelente.
Cómo hacer dos buenos comentarios en las oposiciones de Lengua en dos horas y media
Ay, los comentarios de texto… Nunca pensé que sería capaz de hacer dos comentarios de texto en dos horas y media. Yo tenía que revisar todo lo que escribía para no meter la pata. Era imposible. Pero seguí adelante. Aunque con una terrible carga mental y emocional, y llena de inseguridades y de malos momentos, seguí. Fui ajustando el tiempo, fui puliendo la técnica.
Un mes antes del examen las cosas empezaron a cuadrar. Y es que, si hay algo destacable de Opolengua, es la calidad del curso de comentario de texto: cantidad, calidad, profundidad y realismo. Son comentarios honestos, que Eduardo realmente ha resuelto en el tiempo estipulado en las oposiciones de Lengua y que, sin embargo, contienen todo lo importante y son redondos.
El curso Opolengua vincula el estudio de los temas con la realización de los comentarios
Además, el curso de comentario está vinculado al temario y a las excelentes guías de lectura elaboradas por él. Todo encaja, todo está relacionado. Poco a poco, las cosas van haciendo clic en tu cabeza y, en un momento dado, eres capaz, no sabes cómo, de identificar los textos, de hablar de sus temas, de comentar sus rasgos en todos los niveles, de relacionarlo con otros textos de la historia de la literatura…
Por ello saqué la segunda nota más alta de mi tribunal en la prueba de comentario. Evidentemente, para que obre el milagro, tendrás que trabajar mucho. Los materiales son solo el punto de partida. Y aquí viene el segundo punto.
Punto 2.Matarme estudiando
Leí absolutamente todos los textos obligatorios que propone Eduardo y muchos más, repasé con profundidad todas las guías de lectura, hice muchísimos comentarios, estudié bastantes temas e hice una programación LOMLOE con todas las SA desarrolladas, doce guías de lectura, una página web, un blog, etc.
Punto 3. No quedarme con dudas e ir siempre al fonde de las cosas.
Y aquí tengo que decir que Eduardo es un preparador de Lengua y un profesional con todas las de la ley. Responde siempre a todas tus dudas y lo hace rápido. Yo lo freí a correos: a veces hasta dos o tres correos diarios. Fui una alumna insegura, exigente y pesada. Pero Eduardo siempre me respondió con profesionalidad y amabilidad. Jamás me puso una pega. Además, algo que valoro muchísimo es que está abierto a sugerencias o propuestas de mejora: las escucha siempre y, si es posible, las incorpora.
No digo que Eduardo sea perfecto, ninguno lo somos, pero como preparador de Lengua es tremendamente autoexigente, obsesivo y autocrítico, lo que lo hace estar siempre disponible, ser muy meticuloso en sus correcciones y estar siempre abierto a sugerencias o propuestas de mejora.
El Curso Opolengua Oro está diseñado para opositores que busquen la excelencia
Yo diría que Opolengua no es lugar para cualquier tipo de opositor: es un curso para personas que busquen la excelencia. Eduardo es un preparador de Lengua que no va a ir detrás de ti. No será tu padre ni tu secretario ni tu sindicato. Hay cosas que tendrás que hacer por ti mismo. Pero te dará unos materiales excelentes y estará siempre disponible para resolverte cualquier duda.