Tras este fin de semana pasado por esa agua tan necesaria y benéfica para nuestros campos (y por ello, para el precio de la cesta de la compra) volvemos de nuevo al trabajo. Hoy es lunes y eso quiere decir que es el día en que publicamos la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el reto que sirve de simpática piedra de toque para que las valientes y esforzadas personas que preparan la prueba más importante de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura, la del comentario de texto de las pongan a prueba su competencia literaria.
Ya avisábamos de que el texto seleccionado era de un escritor clásico, grande entre los grandes, que, sin embargo, y extrañamente, nunca ha aparecido en las oposiciones que nosotros recordemos… Sea porque su obra se considere demasiado conocida, sea porque se considere demasiado sencilla, sea por lo que fuere, es increíble que no se haya seleccionado. Pero así es. Decíamos además que bastaría con reconocer el movimiento literario y decíamos, por último, que la obra seleccionada debía ser conocida e incluida en cualquier tema de oposición que se precie.
Y nuestros seguidores no nos han decepcionado, ya que no ha habido ni un solo error. Y así, nuestras seguidoras destacadas San BG, Lidia Parra González, Eva López Santuy, así como Mari Carmen Flores Ramos (a quien damos la bienvenida al reto), Maria Pilar Carbonero Muñoz, Mari Ángeles Bermejo y Luisa Vera lo sitúen perfectamente en su época y lo adscriben razonadamente a su movimiento literario, aunque aventuren autores que, desde luego, podrían ser, pero no son. Sí aventuran acertadamente el autor (y por tanto se acercan más al pleno) nuestra seguidora destacada Laura Alacid Aranda y Mamen Moreno. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que tengan esa misma suerte el día D!
Y es que, efectivamente, se trataba de un fragmento del capítulo XIII de Juan de Mairena (1936), uno de los heterónimos de Antonio Machado (1875-1939), pues este era el autor afamado, inmortal y enorme poeta cuya obra, curiosamente, no recuerdo en ningún examen de oposición en los últimos treinta años. Ojalá que alguien pueda al leer esto, sacarme de mi error, porque creo que el autor sevillano se lo merece tanto como su hermano, gran poeta que sí ha aparecido con toda justicia. Nosotros, cuando escribimos los libros de texto para la editorial Akal, sí lo homenajeamos llamando a nuestro grupo de trabajo, precisamente así, grupo Juan de Mairena.

Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de Valencia y sus familiares. Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.
Yo siempre os aconsejaré que procuréis ser mejores de lo que sois; de ningún modo que dejéis de ser españoles. Porque nadie más amante que yo ni más convencido de las virtudes de nuestra raza. Entre ellas debemos contar la de ser muy severos para juzgarnos a nosotros mismos, y bastante indulgentes para juzgar a nuestros vecinos. Hay que ser español, en efecto, para decir las cosas que se dicen contra España. Pero nada advertiréis en esto que no sea natural y explicable. Porque nadie sabe de vicios que no tiene, ni de dolores que no le aquejan. La posición es honrada, sincera y profundamente humana. Yo os invito a perseverar en ella hasta la muerte.
Los que os hablan de España como de una razón social que es preciso a toda costa acreditar y defender en el mercado mundial, esos para quienes el reclamo, el jaleo y la ocultación de vicios son deberes patrióticos, podrán merecer, yo lo concedo, el título de buenos patriotas; de ningún modo el de buenos españoles.
Digo que podrán ser hasta buenos patriotas, porque ellos piensan que España es, como casi todas las naciones de Europa, una entidad esencialmente batallona, destinada a jugárselo todo en una gran contienda, y que conviene no enseñar el flaco y reforzar los resortes polémicos, sin olvidar el orgullo nacional, creado más o menos artificialmente. Pero pensar así es profundamente antiespañol. España no ha peleado nunca por orgullo nacional, ni por orgullo de raza, sino por orgullo humano o por amor de Dios, que viene a ser lo mismo. De esto hablaremos más despacio otro día.